El
remoto origen de lo que hoy es Jacarilla se puede rastrear hasta el
siglo IV antes de Cristo, cuando en este lugar se localizaba un asentamiento
ibérico. Por aquellas lejanas fechas, esta zona de la Vega Baja
del Segura presentaba unas condiciones orográficas diferentes
a las actuales; Jacarilla estaba en la orilla de una inmensa marisma
alimentada por aluviones del Vinalopó y del Segura y que se extendía
hasta el mar Mediterráneo.
Se tiene noticia, por unas inscripciones encontradas en 1921 en la Serreta
de Alcoy, de que por aquellos tiempos se produjo una nutrida peregrinación
desde diferentes lugares hasta un centro espiritual para hacer ofrendas
a la diosa de la fertilidad. En la plancha de
plomo hallada figura una relación que detalla la procedencia
de cada grupo de aquellas gentes, y el último en aparecer es Sakariskera, que venía a significar "el lugar
donde se detiene el río de arena". El topónimo evolucionará
a Xacariella, Hacarilla y, finalmente, a Jacarilla.
Pasado el tiempo y reconquistado el lugar a los moros, la familia Togores, según recoge el Llibre del Repartiments del Rey Jaime I de Aragón, va a ejercer su dominio indiviso durante siglos. En el XVII se independiza de Orihuela, y en el XIX, siendo Francisco Sandoval Melgares, el propietario del terreno, obtiene su separación de Bigastro.
En 1899, al morir el último señor de Jacarilla se dividió todo el territorio en partes iguales entre sus cuatro hijos. En 1915, uno de los herederos vendió sus propiedades (cerca de 850 hectáreas de terreno entre las que estaba enclavado el pueblo) al Marqués de Fontalba, quien había quedado prendado por la belleza del paraje natural conocido como "Vereda de las Palmeras", por un montante de alrededor del millón de pesetas.
En 1947, el heredero del Marqués parceló y vendió proporcionalmente a 240 vecinos de Jacarilla esas tierras que ellos mismos laboraban como aparceros, igual que habían hecho siempre sus antepasados. Tras pagar siete millones y medio de pesetas desaparece a mediados del siglo XX ese vestigio de dependencia cuasi feudal de raíces medievales.
El
legado del Marqués de Fontalba a Jacarilla es un singular Conjunto
Histórico - monumental formado por un magnífico palacio campestre
con un espléndido jardín, vinculado a una iglesia neogótica, dedicada
a la Virgen de Belén patrona de Jacarilla. El recinto se completa con
una casa cuartel de la Guardia Civil.
La singularidad de este conjunto, además de por su gran belleza reside en que es una de las últimas construcciones señoriales en la Comarca de la Vega Baja del Segura, ya que su construcción data de 1920.
La Casa-Palacio es una construcción de dos plantas, cuya fachada se orienta hacia el jardín, y destaca el cuerpo central que tiene un pórtico y un remate en forma de balaustrada. El estilo decorativo, austero, es de azulejos con temática casticista. Muy funcional en cuanto al diseño, la casa presenta una planta baja con un salón de recepción y otros salones de recreo, comedor, cocina, habitaciones de invitados y las dependencias de los criados, mientras que en la primera planta se encuentran los dormitorios de los señores de la casa junto con unos espléndidos aseos realizados en mármol.
Los jardines ocupan una extensión de dos hectáreas en planta
rectangular, de estilo neohistoricista y con elementos neoclásicos,
árabes y renacentistas. Al entrar por la "Puerta de los Leones"
se puede contemplar una avenida de esbeltas palmeras (réplica de
"La Vereda de las Palmeras"), y también destacan la gruta
de la Virgen de la Almudena, realizadas con rocas de mar; el reloj de
sol; un pequeño animalario con aves; las numerosas estatuas y fuentes
que se encuentran repartidas por todo el jardín; algunos templetes,
glorietas y columnas; la piscina y las casetas de los antiguos guardas
restauradas.
La Iglesia dedicada a Nuestra Señora de Belén, patrona de Jacarilla, es de construcción sobria y estilo neogótico. Lo más peculiar del templo son los vestigios aristocráticos que guarda debido a su origen como oratorio familiar del Marqués, entre los que destacan el exclusivo palco junto al altar principal y los motivos heráldicos de las coloristas vidrieras.
En
las proximidades del municipio se encuentra el Soto de Jacarilla,
que por su gran extensión es una importante zona de ocio para la población
de Jacarilla y la de la comarca. Está enclavado entre el antíguo
cauce del río Segura, que formaba un gran meandro, y el actual
fruto de las últimas obras de encauzamiento. Al Soto se accede,
desde el casco urbano de Jacarilla, por la Vereda de las Palmeras que
tanto impresionó al Marqués de Fontalba, a principios del
siglo pasado.
Las fiestas patronales en honor a la Virgen de Belén se celebran la primera semana del mes de septiembre. Otra fiesta típica es la que se dedica a San Antón el último domingo de enero.